Por Carlos Palacios – Director de People Excellence

Carlos Palacios

“Apelamos a la responsabilidad de cada uno de vosotros para recuperar la competitividad”….esta frase seguro que ha sido escuchada por alguno de vosotros en más de una ocasión a lo largo de este periodo de “reajuste”, se ha convertido en uno de las grandes argumentos para que los profesionales aporten sin tener en cuenta el punto de compromiso en el que están. La responsabilidad profesional y la responsabilidad personal, pero ¿es realmente la responsabilidad una palanca para incrementar la productividad y el compromiso de los profesionales con la organización y/o su trabajo?.

Tras reflexionar con profesionales de distintos ámbitos, nos hemos dado cuenta de que el factor que hace que la responsabilidad de cada profesional pueda ser una palanca, es la ilusión; cuando la ilusión por el proyecto, por la organización se pierde, en mucho casos llegando a convertirse en apatía, la responsabilidad realmente pasa a ser una losa, una enorme piedra sobre las espaldas de los profesionales que puede llegar a generar estados de frustración o angustia…”lo hago por mi responsabilidad pero me falta la gasolina de la ilusión”. Sin embargo cuando hay ilusión por el proyecto, por la organización, por los retos que se nos plantean, las responsabilidades personales y profesionales son una palanca para levantar cualquier losa.

Sin duda acudir a la responsabilidad es un gran argumento, pero evidencia que si no lo trabajamos desde una generación previa de ilusión y compromiso, estaremos generando profesionales con una disyuntiva interior difícil de manejar. Sin duda es un argumento “cómodo” por parte de los Manager, ya que funciona muy bien bajo el parámetro de que la responsabilidad es del individuo y que por tanto está en sus manos, y exclusivamente en sus manos, hacer de ella una palanca…es acudir a los tan socorridos “autos” (auto motivación, auto gestión, auto desarrollo, auto involucración…) es decir pensar que el Manager no tiene nada que hacer, dejando en manos del individuo tener una Losa o una Palanca.

Auto responsabilidad, por supuesto, pero jugando un papel protagonista el manager en la gestión de la ilusión del profesional, gracias a:

  • Delegación efectiva, que genere al colaborador reconocimiento a sus aportaciones y valía y que le haga sentir “importante” dentro de la organización por la confianza demostrada en él.
  • Respeto a la autonomía, pero también entender cuando el colaborador espera la cercanía y soluciones de su jefe.
  • Dar visión y perspectiva, desde la claridad de hacia dónde vamos y también de cómo vamos a ir. Es materialmente imposible ilusionarse con un viaje ficticio, sin rumbo o con cambios constantes.
  • Valoración de la contribución individual, no sólo desde la cobertura de los objetivos, si no desde reconocer las aportaciones reales de nuestros colaboradores, con independencia del grado de cobertura de los objetivos.
  • Coherencia con las decisiones tomadas y sobre todo con los comportamientos personales.
  • Desarrollo, impulsando el crecimiento “guiado” de nuestros profesionales, no fomentando la colocación en áreas de riesgo bajo el consabido “esto te ayudará a crecer”, riesgo sí, pero controlado y con el apoyo del manager.
  • Empatía con nuestros equipos, que sepan que es lo que sentimos y porqué, además de los esfuerzos que estamos realizando.

 

El Liderazgo no sólo está vinculado a la consecución de objetivos y a la capacidad para tomar decisiones y adelantarse a las situaciones que se pueden esperar, el Liderazgo también es la capacidad de ilusionar, pero siempre poniendo el foco en lo que nuestros colaboradores sienten, hay Manager que no entienden que sus retos, sus ilusiones, sus aspiraciones no son las de sus colaboradores. Es difícil ilusionar ante perspectivas distintas o desde mi propia percepción de la responsabilidad.

Apela a los “autos” de tus colaboradores, pero recuerda “echarles gasolina de ilusión para que no se paren”.

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