La complementariedad de las Generaciones

Por Francesc Xavier Galván, Manager en People Excellence En estos años de crisis, ha habido cambios, redimensionamientos, reajustes y otra serie de circunstancias que han provocado que a día de hoy muchos jóvenes profesionales ocupen posiciones de superiores a otros profesionales de mayor edad. Según la revista Fortune, en Estados Unidos el 69% de las

La complementariedad de las Generaciones

Por Francesc Xavier Galván, Manager en People Excellence En estos años de crisis, ha habido cambios, redimensionamientos, reajustes y otra serie de circunstancias que han provocado que a día de hoy muchos jóvenes profesionales ocupen posiciones de superiores a otros profesionales de mayor edad. Según la revista Fortune, en Estados Unidos el 69% de las

Porqué lo llaman Compromiso, cuando quieren decir Profesionalidad

Por Francesc Galvan, Manager de People Excellence

Francesc Galván - Gerente BarcelonaDurante años, he escuchado comentarios de directores de diferentes empresas y sectores, muy parecidos a los siguientes:

-“Mira cómo está de comprometido que se queda hasta pasadas las 9:00h.”
-“Uy, se ha cogido la reducción de jornada, qué poco compromiso tiene con el equipo.”
-“Manolo está totalmente comprometido porque nunca se queja y acepta todas las decisiones.”
-“No para de quejarse, es el típico tío/tía con poco compromiso.”
-“Mira lo comprometido que está con el proyecto, que se ha pasado todo el fin de semana trabajando.”
-“¿Tienes internet y ordenador en casa verdad? Pues acaba esto el fin de semana y me lo mandas el lunes a primera hora.”
-“Mira, me ha mandado un mail el domingo por la tarde: cómo vive la empresa el amigo/a!!”

Desde un principio, esos comentarios no me gustaban nada, pero como no tenía nada clara la diferencia, me puse a buscar la definición de los dos conceptos para poder hablar con propiedad y así reflexionar con claridad:

La obligatoriedad del optimismo

Francesc Galvan, Manager de People Excellence

Francesc Galván - Gerente BarcelonaEn la actualidad, tenemos un contexto social, político y laboral muy adverso. Desde hace cinco años, la palabra CRISIS es la que más se escucha por doquier. Cada día vemos ERES, desahucios, cierres de empresas, huelgas, cargas policiales, reducción de salarios y pagas extraordinarias, recortes, reformas, casos de corrupción y otros problemas tanto nacionales como internacionales.

Algunos de ellos nos afectan personalmente y de forma importante. Algún familiar, amigo o conocido está actualmente en el paro, los gastos del colegio no paran de subir, la gasolina es casi un bien de lujo, el cine cuesta ahora una barbaridad y además, nos damos cuenta de que llegamos a fin de mes muy justos por lo que tenemos que hacer cábalas para reducir nuestro tren de vida y seguir haciendo recortes.

Todo ello nos provoca irritabilidad, pesimismo, malestar, insomnio, y un largo etc. Además, aprovechamos para desahogarnos con nuestros compañeros, colegas y amigos los cuales también nos hablan de sus desgracias y al final acabamos todavía más indignados por la situación actual. Es el pez que se muerde la cola, pero que nos tranquiliza ya que no somos los únicos y hay otros peor que nosotros, como los sabios pobres y míseros de Calderón de la Barca.

La obligatoriedad del optimismo

Francesc Galvan, Manager de People Excellence

Francesc Galván - Gerente BarcelonaEn la actualidad, tenemos un contexto social, político y laboral muy adverso. Desde hace cinco años, la palabra CRISIS es la que más se escucha por doquier. Cada día vemos ERES, desahucios, cierres de empresas, huelgas, cargas policiales, reducción de salarios y pagas extraordinarias, recortes, reformas, casos de corrupción y otros problemas tanto nacionales como internacionales.

Algunos de ellos nos afectan personalmente y de forma importante. Algún familiar, amigo o conocido está actualmente en el paro, los gastos del colegio no paran de subir, la gasolina es casi un bien de lujo, el cine cuesta ahora una barbaridad y además, nos damos cuenta de que llegamos a fin de mes muy justos por lo que tenemos que hacer cábalas para reducir nuestro tren de vida y seguir haciendo recortes.

Todo ello nos provoca irritabilidad, pesimismo, malestar, insomnio, y un largo etc. Además, aprovechamos para desahogarnos con nuestros compañeros, colegas y amigos los cuales también nos hablan de sus desgracias y al final acabamos todavía más indignados por la situación actual. Es el pez que se muerde la cola, pero que nos tranquiliza ya que no somos los únicos y hay otros peor que nosotros, como los sabios pobres y míseros de Calderón de la Barca.