Alberto Barreras, Consultant de People Excellence
Telefónica ha anunciado recientemente que ha ampliado el ERE a 6.830 personas. Es probable que existan muchas causas que hayan motivado este hecho, pero uno de los efectos que va a tener esta decisión no tiene discusión: la reconocida multinacional será mañana un poco más productiva que ayer.
No quiero entrar en un debate de las causas de este ERE, ya puede estar motivado por una reducción de costes, por la implantación de nuevas tecnologías, externalización de funciones, ganar en eficiencia, etc.; lo he tomado como referencia simplemente para hacer una reflexión con respecto a los intentos de las compañías por ser más productivas.
Parecía que se habían estabilizado las cifras de reducción de empleo, pero desde la entrada en vigor de la Nueva Reforma Laboral ha quedado en evidencia que todavía quedaban cosas por hacer. Muchos años sin hacer los deberes, es probable. Pero la pregunta es hasta cuándo se van a mantener estas cifras destrucción de empleo. Si analizamos la situación, la tendencia es a la baja.
El entorno actual es el que ha obligado a las grandes Corporaciones a apretarse el cinturón. Pequeñas compañías con estructuras mínimas ayudadas por un mundo globalizado y una simple conexión a internet han demostrado que se puede hacer mucho con muy poco. Si tenemos en cuenta estas facilidades que nos aporta la tecnología nos encontramos con una ecuación perfecta para continuar engordando las cifras del INEM. Corporaciones con muchos años de vida y unos costes estructurales inasumibles, herencia del pasado, se ven obligadas a renovarse si quieren sobrevivir.
Sin embargo, nos encontramos ante un ciclo. Si ahora nos toca optimizar costes, llegará un momento en el que la situación se estabilice y, será en ese momento cuando lo que hará diferente a una compañía de otra sea el trato diferencial que esa compañía pueda dar a sus clientes, siendo probable que para llevar a cabo esta especialización sea necesario incrementar el número de recursos de una compañía.
Pero mientras esto no ocurre, parece que la función de RR.HH de estas grandes corporaciones tiene un papel muy importante que cumplir. La destrucción de empleo aumenta el índice de productividad de una compañía, pero este aumento de productividad puede tener un efecto a la inversa.
Recordemos el estudio de Daniel Goleman, en el cual llegaba a la conclusión de que el rendimiento de un equipo está determinado, hasta en un 30%, por el grado de Satisfacción y Compromiso de sus integrantes.
Si lo analizamos, habrá que empezar a tener en cuenta, seriamente, cómo oscilan los niveles de compromiso de un empleado ante un despido masivo de trabajadores. Ya sea, bien por la situación de incertidumbre que genera, o bien, por el hecho de que el despido acarrea una necesidad al trabajador de asumir funciones no desempeñadas con anterioridad. Esto, puede suponer una carga de trabajo adicional que el empleado no esté capacitado para asumir, generando niveles de desmotivación, estrés y pérdida de compromiso que terminarán siendo nocivos para la productividad de la compañía.
Hablando de compromiso, me gustaría terminar haciendo una breve referencia a los estudios que dicen que el factor más influyente sobre el grado de Satisfacción y Compromiso de las personas en su puesto de trabajo, es el Liderazgo ejercido por parte del manager, pero de esto ya hablaremos en otros post.
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