Emprendedores&Empleo – 5 de febrero 2015
Emprendedores&Empleo – 5 de febrero 2015 – Cuando la tecnología no basta para aumentar tu productividad
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Emprendedores&Empleo – 5 de febrero 2015 – Cuando la tecnología no basta para aumentar tu productividad
Revista APD – Octubre 2014
Siempre me ha parecido asombroso el poder que ciertas marcas tienen para encandilarnos a los consumidores y crear auténticos fans, como si de estrellas de cine o de la música se tratasen. Y es que determinadas organizaciones, a través de sus marcas consiguen establecer con sus fans unos vínculos emocionales alterándoles incluso sus estilos de vida.
Me gusta la idea de conceptualizar la organización como un organismo vivo. Al fin y al cabo, cumple con muchos de los pasos característicos del ciclo vital de los mismos:
Primero nace, generalmente de una idea u oportunidad detectada por la unión de un grupo de socios accionistas encandilados por un “enamoramiento profesional mutuo” (si me permitís la expresión).
Después crece, utilizamos por ejemplo, el concepto de “crecimiento orgánico”, cuando una empresa crece desde adentro, creando nuevos recursos, líneas de negocio, expansión internacional, también denominado crecimiento natural.
En los mejores casos, una organización evoluciona y mejora para adaptarse a su entorno para sobrevivir, tal y como hacen los organismos desde la visión darwinista. En caso contrario, al igual que ocurre con los seres vivos, una organización no es eterna y generalmente, si los procesos de transformación no tienen lugar en tiempo y forma inevitablemente desaparece de un entorno que así lo exige.
Aunque todo esto es ya de por sí, es bastante ilustrativo hay algo que todavía me llama más la atención, me refiero a un proceso más íntimo, cercano y propio de los seres vivos que una organización y en concreto una marca, son capaces de emular. Algo tan exclusivo e inexplicable aún desde las ciencias del comportamiento humano como es la capacidad de atracción o enamoramiento.
¿Podemos, de verdad, enamoramos, de determinadas organizaciones o de las marcas que las representan?
“Una vez tuve un sueño, implanté una cultura de innovación para defenderme de la crisis y vencí”
“Si crisis significa oportunidad, entonces innovar debe ser el camino para vivir en crisis”
“La innovación está en la mente de las personas, yo no puedo hacer nada para que mi organización innove”
“¿Si hay crisis y no tengo presupuesto…como quieren que innove?”
“¿Que innove yo? No tengo tiempo”
“¿A quién le cuento mis ideas? ¿Cómo se si mis ideas merecen la pena?”
Viendo, por casualidad los datos sobre las palabras más buscadas en google en 2013 me sorprendió que la palabra CRISIS, no se encuentre entre las diez primeras. Curioso, ¿no? A mí al menos me llama la atención, hubiera apostado a que ocuparía los primeros puestos dado que ha sido un tema recurrente hasta la saciedad en todo tipo de conversaciones en restaurantes, parques, reuniones familiares o cenas de amigos durante los últimos 6 años. Incluso apostaría a que el tema “crisis” ha desbancado al tema “el tiempo” como conversación socorrida en los ascensores de nuestras empresas.
Llegan buenas noticias de Europa, parece que recuperamos la credibilidad de los mercados internacionales y algunos indicadores de nuestra economía parecen estar en un rojo más verdoso que años atrás. Empezamos a salir de la crisis y empieza a ser momento de mirar hacia atrás, de hacer un estado de situación y poner en valor todas las lecciones aprendidas que hemos ido recolectando en este tiempo oscuro.
Como en todo tiempo de oscuridad, algunas luces de claridad, se han encendido. Sin duda la innovación ha sido una de ellas.
Desde el comienzo de la crisis, venimos escuchando el concepto de “darwinismo laboral”, un símil que a menudo se está usando para identificar las características aquellos profesionales en peligro de extinción que aún conservan su puesto de trabajo en un entorno que se ha vuelto extremadamente selectivo.
Aunque el término se explica desde diferentes perspectivas y matices dependiendo del autor que lo utiliza, muchos apuntan al índice de productividad como denominador común de aquellos que sobreviven.
Y es que, productividad y rentabilidad están siendo hoy más vigiladas que nunca. Se acabaron pues los días felices para aquellos que transitan por los pasillos de nuestras oficinas sin mucho que hacer, ya que según las bases del “darwinismo laboral” más radical, hoy día sólo el más productivo sobrevive.
Harvard Deusto – Business Review.
Harvard Deusto – Business Review.
Equipos & Talento – Febrero 2013.
La formación en la competencia Trabajo en Equipo ha sido una de las más demandadas por los clientes de todos los sectores, conscientes de la importancia de desarrollarla entre sus colaboradores por su impacto en la productividad y otros aspectos tales como la motivación y el contacto personal. La formación estándar en esta competencia ha sido clave pues con ella hemos sido capaces de fomentar dos aspectos fundamentales:
Tenemos la certeza de que los talleres sobre “Trabajo en Equipo” que hemos desarrollado hasta el momento han tenido un impacto positivo en los asistentes, y podemos decir que el 70% ha desarrollado su capacidad de colaboración, un aspecto esencial para el aprovechamiento de la dedicación de los componentes de un equipo.
El Mundo. Mercados – Septiembre 2012. Nombramiento Rodrigo Llorente.