Por Rodrigo Llorente, Manager en People Excellence

yingyang

“Una vez tuve un sueño, implanté una cultura de innovación para defenderme de la crisis y vencí”
“Si crisis significa oportunidad, entonces innovar debe ser el camino para vivir en crisis”
“La innovación está en la mente de las personas, yo no puedo hacer nada para que mi organización innove”
“¿Si hay crisis y no tengo presupuesto…como quieren que innove?”
“¿Que innove yo? No tengo tiempo”
“¿A quién le cuento mis ideas? ¿Cómo se si mis ideas merecen la pena?”

Rodrigo Llorente

Viendo, por casualidad los datos sobre las palabras más buscadas en google en 2013 me sorprendió que la palabra CRISIS, no se encuentre entre las diez primeras. Curioso, ¿no? A mí al menos me llama la atención, hubiera apostado a que ocuparía los primeros puestos dado que ha sido un tema recurrente hasta la saciedad en todo tipo de conversaciones en restaurantes, parques, reuniones familiares o cenas de amigos durante los últimos 6 años. Incluso apostaría a que el tema “crisis” ha desbancado al tema “el tiempo” como conversación socorrida en los ascensores de nuestras empresas.

Llegan buenas noticias de Europa, parece que recuperamos la credibilidad de los mercados internacionales y algunos indicadores de nuestra economía parecen estar en un rojo más verdoso que años atrás. Empezamos a salir de la crisis y empieza a ser momento de mirar hacia atrás, de hacer un  estado de situación y poner en valor todas las lecciones aprendidas que hemos ido recolectando en este tiempo oscuro.

Como en todo tiempo de oscuridad, algunas luces de claridad, se han encendido. Sin duda la innovación ha sido una de ellas.

Gráfico 1

Gráfico 1

Desde que John Fitzgerald Kennedy lo incluyera en uno de sus discursos en 1959, grandes gurús y motivadores nos han convencido a muchos de que CRISIS, significa Oportunidad en chino. Esto es verdad a medias y nunca mejor dicho porque lo cierto es que solo uno de los caracteres que componen la palabra puede significar oportunidad (a la vez que puede significar avión, máquina, incidente…etc, dependiendo del contexto).

Soy un firme creyente de que el significado de este mensaje ha calado dentro del panorama empresarial español.

España es uno de los países donde más se habla de innovación en la prensa escrita según un estudio realizado por People Excellence, tal y como se muestra en el siguiente gráfico 1.

Además las empresas españolas sí han otorgado a la innovación un peso muy importante en la definición de su estrategia a futuro (gráfico 2).

Otra prueba de ello, es el boom de desarrollos que han puesto en marcha empresas de tecnología para presentar soluciones que dieran cabida a esta demanda.

Gráfico 2

Gráfico 2

Sin embargo, el grado de desarrollo de la innovación en España es muy bajo en comparación con otros países según estudios de la misma naturaleza.

Las conclusiones de estos estudios y mi experiencia hablando con diversos clientes sobre este tema, me hacen pensar que en España hemos plantado la semilla de la innovación pero no estamos seguros del modo de hacerla crecer. Si tenemos conciencia de la importancia de la innovación y existe tecnología que la soporte, ¿Por qué no la ponemos en valor?.

Hace unos años leí una entrevista realizada a Fracisco Gonzalez, Presidente de BBVA en la que decía lo siguiente:

Hace falta una transformación cultural que convierta a las entidades en organizaciones altamente innovadoras; absolutamente centradas en los clientes; muy flexibles para responder a los cambios del entorno; capaces de atraer y retener el talento; y, también, muy receptivas a las inquietudes de las sociedades en las que trabajan”

(Francisco González, Presidente de BBVA)   

Creo que Francisco nos aporta la clave cuando habla de la “transformación cultural” como  elemento fundamental para convertir a las empresas en empresas innovadoras. Esta es, posiblemente, una de las razones por las que  muchas iniciativas para gestionar la innovación han quedado olvidadas en “algún lugar de la intranet”.

Pero, ¿tan importante es la transformación cultural para implantar con éxito procesos que motiven la innovación?

Venimos de tiempos de bonanza, cuando la coyuntura económica facilitaba la generación de negocio. Por ello, durante mucho tiempo las empresas españolas pusimos nuestro foco en la eficiencia o lo que es lo mismo en hacer “más de los mismo” en menos tiempo para ganar en rentabilidad.

Muchos procesos se sofisticaron y se automatizaron, se crearon muchos puestos e incluso muchos departamentos con objetivos muy específicos. Los sistemas de desempeño incluso se diseñaron para incentivar la productividad y evitar “fugas de tiempo”

En medio de esta apuesta por la eficiencia llegó la crisis y con ella la reducción sensible del negocio,  la pregunta fue obvia, ¿de qué me sirve tener una locomotora perfectamente engrasada si no tengo madera que echar a la caldera?

La coyuntura económica nos llevó entonces a abrir nuevos focos de interés buscando la creación de negocio y por ende, todos miramos a la innovación como solución a nuestros problemas. El inconveniente es que como siempre, en estos casos, ¡lo quisimos para ayer!

Desde nuestra experiencia un proyecto de innovación tiene cuatro palancas básicas:

  1. CULTURA
  2. PROCESOS
  3. TECNOLOGÍA
  4. ORGANIZACIÓN

PEX, dentro de su modelo otorga mayor peso a las dimensiones culturales y organizativas dentro del proceso de innovación. En otros modelos el peso de la innovación recae sobre la plataforma tecnológica; no obstante, el foco fundamental desde nuestro punto de vista radica en la generación del cambio cultural y de patrones de conducta.grafico

La tecnología de “user friendly” existente en el mercado y los enfoques ya contrastados que posibilitan la transformación cultural a medio plazo brindan a las empresas modos efectivos de hacer nacer esa semilla que muchas plantaron durante la crisis.

La innovación debe ser una constante más allá de periodos oscuros como el que acabamos de atravesar. Comienza con la creatividad de las personas y la buena noticia es que por naturaleza, todas las personas somos creativas por ello, debemos establecer una cultura de innovación que perdure y que se alimente de las ideas de todas esas personas que tienen ideas escondidas en alguna parte de su cabeza o de su escritorio.

Ideas perdidas, oportunidades malgastadas.

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