Por Fernando Martín, manager de People Excellence

Fernando Martín - GerenteEstos primeros meses del año son momentos cruciales en los que los comités de dirección, áreas regionales o equipos de producto, deben conjurarse y comprometerse de manera auténtica respecto a los retos del año. Desde una posición de privilegio, he podido ayudar recientemente a diferentes equipos naturales a realizar esta trascendental reflexión, acompañada siempre del oportuno y vinculante plan de actuación. Hasta aquí, nada diferente a lo que nos hemos encontrado en años anteriores.
La diferencia que hemos podido contrastar, es que los elementos emocionales y de cohesión respecto a las decisiones tomadas, adquieren un protagonismo genuino, y ayuda a marcar la diferencia entre los planes bien definidos, frente a los bien implantados.
Las siguientes son, a mi juicio, las principales claves que fundamentan un verdadero compromiso respecto al éxito de los planes tácticos:

  • Quemar las Naves: Esta expresión se atribuye al conquistador Hernán Cortés a su llegada a Méjico, y hace referencia a la orden de hundir sus naves y demostrar a su gente que no había vuelta atrás. Esta cita debe inspirar y confirmar de manera determinante que el único camino a recorrer es el definido en el correspondiente plan; cualquier otro es un craso error.
  • Discusión interna, unidad externa: Toda ejecución de los planes estará salpicada de ajustes, modificaciones, giros o imprevistos, que lógicamente generarán las oportunas discusiones y dilemas internos. Esto no es excluyente de transmitir y actuar hacia el exterior del equipo, de manera única y unida, aun a pesar de que todos los miembros no compartan la totalidad de las decisiones o planteamientos.
  • Velocidad: suele decirse que actualmente solamente existen empresas rápidas o muertas, por lo que no hay tiempo para discutir una vez se haya concretado el plan. El reto se complica cuando además, gran parte de los planes (aun a pesar de ser planificados para todo el ejercicio), concentran el mayor conjunto de acciones diferenciales en el primer semestre del año (vamos, que hay que ganarse las vacaciones).
  • Exigencia en la ejecución: Citando a Ram Charan, la ejecución no es una cuestión de cuidado por los detalles, sino una práctica que debe unir estrategia, procesos y personas, todos ellos vividos de manera intensa. Supone entonces, que el día a día de los planes debe ser constantemente contrastado respecto a las prioridades y resultados finales esperados, las conversaciones con y entre el equipo deben estar centradas en los planes y los procesos tienen que adaptarse y garantizar el cumplimiento de los retos.

En definitiva, los elementos anteriores son la consecuencia evidente de que las claves en el éxito de los planes, no está tanto en la definición de las estrategias (que me disculpen mis compañeros de análisis estratégico), como la implantación de dichos planes de manera coherente (tal y como fueron definidos en su momento). No creo que sea necesario hundir ningún barco para demostrar la implicación y trascendencia de las decisiones, pero asegurémonos de que todos asumen con determinación el éxito de los planes.

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