Por Francesc Galvan, Manager de People Excellence

Francesc Galván - Gerente BarcelonaDurante años, he escuchado comentarios de directores de diferentes empresas y sectores, muy parecidos a los siguientes:

-“Mira cómo está de comprometido que se queda hasta pasadas las 9:00h.”
-“Uy, se ha cogido la reducción de jornada, qué poco compromiso tiene con el equipo.”
-“Manolo está totalmente comprometido porque nunca se queja y acepta todas las decisiones.”
-“No para de quejarse, es el típico tío/tía con poco compromiso.”
-“Mira lo comprometido que está con el proyecto, que se ha pasado todo el fin de semana trabajando.”
-“¿Tienes internet y ordenador en casa verdad? Pues acaba esto el fin de semana y me lo mandas el lunes a primera hora.”
-“Mira, me ha mandado un mail el domingo por la tarde: cómo vive la empresa el amigo/a!!”

Desde un principio, esos comentarios no me gustaban nada, pero como no tenía nada clara la diferencia, me puse a buscar la definición de los dos conceptos para poder hablar con propiedad y así reflexionar con claridad:

  • Compromiso organizacional: Muchos autores, entre ellos Porter, definen el compromiso como la alineación de la persona con la misión, visión y objetivos a largo plazo de la compañía/departamento/área funcional. Además, comparten, impulsan y difunden los valores de la organización, incluso en su vida personal.
  • Profesionalidad: la definen como la capacidad y voluntad de una persona en ofrecer un servicio o producto en un tiempo y con una calidad, previamente establecidos. Una persona con profesionalidad es capaz de priorizar su trabajo por encima del resto de necesidades o deseos. Otro foro, sería si esa persona dispone tanto de objetivos alcanzables, como de los medios necesarios para cumplir con su profesionalidad.

Después de dejar claros los conceptos, creo que somos capaces de debatir los comentarios anteriores y clarificar qué significan algunas actuaciones y comportamientos. Dejar claro, en primer lugar, que tener un colaborador sin profesionalidad en un equipo puede ser perjudicial para la organización, pero creo (y espero) que de esos cada vez haya menos, aunque todavía podemos encontrar malos profesionales muy comprometidos con su jefe y, tal vez, la organización. Por tanto, reflexionemos sobre profesionales comprometidos o no, dejando de lado los no profesionales.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, alguien que se queda a trabajar hasta tarde, renunciando a su familia y a sus hobbies, podemos decir que es un gran profesional, pero no sabemos si está comprometido con la misión y estrategia de la empresa, si es que la conoce (enfatizo: si es que la conoce).

Es posible que esa persona, cuando está trabajando a las 9 de la noche sin poder acostar a sus hijos o sin poder ir al gimnasio, esté pensando en mandar su currículum durante el fin de semana porque no cree ni en los valores, ni en la organización. También es posible, que esa misma persona cuando acabe de trabajar a las 10 de la noche, salga de la oficina silbando y contento porque cree en lo que está haciendo, se siente satisfecho y auto realizado.

Por otro lado, conozco muchas personas con reducción de jornada que comparten los valores de la empresa y de su departamento, y luchan por cumplir la estrategia y los objetivos de su departamento y de su organización. Dando por sentada su profesionalidad ya que, a pesar de la reducción de la jornada, cumplen con calidad y en tiempo todas las exigencias de su superior.

Además, también he visto mucha gente quejarse (siempre de forma constructiva) de situaciones, superiores o procesos, simplemente porque consideran que pueden aportar un valor añadido a la empresa, porque les importa y les preocupa el bien de su organización, su departamento y su puesto de trabajo. Y he comprobado cómo a esa gente se les ha tachado de poco comprometidos. Y también he percibido a profesionales que no se quejaban, cumplían con todo lo que se les pedía y de un día para otro se iban de la organización con gran sorpresa para sus superiores, pues se pensaba que estaban comprometidos.

En definitiva, he visto durante mucho tiempo, cómo se abusaba de la profesionalidad de los colaboradores, bajo la bandera del compromiso. He notado cómo felicitaban y promocionaban a “meros” profesionales diciendo que estaban comprometidos y he contemplado cómo castigaban a personas comprometidas y que creían en su producto o servicio por el simple hecho de quejarse y no estar de acuerdo con su superior, o tan solo por tener jornada reducida.

Hoy en día y en la situación actual del mercado, podemos observar, y especialmente en las generaciones más jóvenes, a mucho profesional que cumple de manera excelente con sus objetivos y su desempeño es excelente, pero que no están comprometidos ni con la organización, ni con sus valores ni con el producto o servicio que ofrece. Ya sea por los ERE’s, la reducción de sueldos u otras políticas que no son del agrado de los colaboradores en general. Hoy en día, las organizaciones no están haciendo mucho por el compromiso de sus colaboradores ya sea por obligación, necesidad u oportunidad, pero a medio plazo parece que el término compromiso organizativo puede haber pasado de moda.

Evidentemente, todos buscamos profesionales comprometidos con los valores y la visión de la organización, pero son dos conceptos diferentes y que deben ser tratados, potenciados y mejorados de forma diferente.

Muchos directores pueden pensar que alguien comprometido será más profesional, pero considero que no hay niveles de profesionalidad: o cumples en tiempo y calidad o no lo haces. Estos directivos pueden pensar que una persona comprometida tiene más ganas de innovar, más visión del largo plazo o más proactividad, pero considero que alguien profesional también puede tener esas competencias sin necesidad de estar comprometido.

Para finalizar, considero que los departamentos de recursos humanos en su totalidad (selección, talento, compensación y beneficios, etc.) deberían tener claras las diferencias y clarificar y enseñar las diferencias a sus directivos para poder compensar a corto y medio plazo la profesionalidad y a largo plazo el compromiso. Debemos saber distinguir cuando una persona está comprometida y cuando una persona es “simplemente” profesional. Que alguien trabaje el fin de semana no significa necesariamente que esté comprometido. Y que alguien utilice sus recursos para cumplir en fechas y calidades (financieros, materiales y/o de tiempo) no significa que esté realmente comprometido.

En conclusión, si somos capaces de diferenciar entre profesionalidad y compromiso, al mismo tiempo que encontramos el equilibrio entre las dos, seremos capaces de gestionar al individuo y sus expectativas de forma más eficiente y exitosa tanto para él como para la organización.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.