Adam Smith se equivocó
Por Pablo González, Managing Partner en People Excellence
En el año 2001 pudimos disfrutar de una de las películas referentes que han sido oscarizadas de manera intensiva: “Una Mente Maravillosa”. Entre los Oscar entregados estaban los de mejor película, director y guión adaptado.
En ella, el brillante estudiante John Forbes Nash (Russell Crowe) llega a Princeton en 1947 para realizar sus estudios de postgrado, y disfrutando con los compañeros hace una reflexión fundamental: Adam Smith se equivocó. Adam Smith, economista y filósofo escocés, afirmaba que para conseguir el mejor resultado, cada miembro del equipo debe hacer lo mejor para él. Y eso es claramente incompleto, pues además de eso, requiere conseguir lo mejor para el equipo con una visión global.
La verdad es que en la película, la reflexión emana de un intento de competir entre los compañeros para conquistar a una mujer muy atractiva, pero ¿cómo debemos abordar esta situación en una organización también atractiva?
Las organizaciones que apuestan por la consecución de los resultados en los equipos, trabajan por impulsar 7 aspectos clave:
En las organizaciones actuales, hacer referencia a la gestión de personas no es hablar de una parte dentro de la organización y sus actuaciones, la gestión de personas es una pieza fundamental en, prácticamente, todas las decisiones que se toman en una empresa.
Desde el comienzo de la crisis, venimos escuchando el concepto de “darwinismo laboral”, un símil que a menudo se está usando para identificar las características aquellos profesionales en peligro de extinción que aún conservan su puesto de trabajo en un entorno que se ha vuelto extremadamente selectivo.
A la hora de valorar la salud de una empresa, uno puede centrarse en la cuenta de resultados, en los beneficios trimestrales, semestrales o anuales que pueda arrojar, en su presencia en el extranjero o en su posición estratégica en el mercado en el que desarrolla su actividad.
En los últimos tiempos, son muchas las compañías y participantes interesados por el tema de la productividad personal como pieza clave para poner orden al conjunto de actividades que manejan en el día a día, cuál malabaristas del Circo del Sol, intentando que ninguna bola caiga al suelo. Atrás quedaron los tiempos donde la “gestión del tiempo” se convertía en la herramienta más poderosa para combatir los innumerables “ladrones del tiempo” que, muy a pesar de algunos, nunca desaparecían, simplemente se amortiguaban, aunque nos enfrentaban al espejismo de creer realmente que se desvanecían de nuestro entorno profesional.
Ahora que está tan de moda hacer de la cocina un arte, una competición y hasta un programa que arrasa en el “prime time” de las cadenas de televisión, las metáforas culinarias cobran especial interés.
La idea de este pequeño artículo surge tras la reunión anual de cierre de ejercicio de mi empresa, People Excellence. Era una reunión como la de todos los años, resultados, estrategia, propósitos para el año que viene…pero este año había un factor distinto, y eran nuestros compañeros de Colombia que venían a “la casa patria” a conocer nuestras formas de hacer, nuestra gente española y también, porque no decirlo, a recibir alguna pequeña “regañina” por el incumplimiento de determinadas políticas internas; pero cuál fue la sorpresa que en su presentación de resultados no hablaron de números, sino de globalidad, de cómo son como país y de las causas de fracaso de muchas compañías cuando se han instalado en su país…es decir, han empezado el proceso de globalización.