De la adaptación a la transformación
Por Luis Goyanes, Director en People Excellence
Tras más de una década desarrollando acciones que potencien la capacidad de profesionales y organizaciones para adaptarse a los cambios, llega el momento de plantearse si éste es el mejor camino.
Adaptarse al cambio supone adquirir una nueva presencia e imagen, unos nuevos comportamientos, respuestas, etc, y todo ello para resultar más adecuado a un contexto nuevo que ha cambiado y del que se dice que, «o te adaptas o te aplasta».
Al fin y al cabo en muchos de los procesos de adaptación al cambio que hemos presenciado, hemos observado resignación, sacrificios y esfuerzos, pero con un denominador común, la supervivencia. Sí, lo se, estamos en momentos de supervivencia o eso es lo que nos hacen creer.
En un proceso de transformación, la decisión de evolución no viene impuesta por el entorno, sino que nace de uno mismo. No es sólo una respuesta adaptativa sino una decisión de crecimiento. La transformación no implica cambiar o renunciar a tus mejores comportamientos, sino hacerlos crecer en un contexto más favorable. En el proceso de transformación, el entorno no te impone el cambio, sino que te permite la evolución. La transformación no garantiza tu supervivencia, sino que te propone alcanzar el mejor de tus crecimientos.
Al fin y al cabo, en los procesos de transformación hay un denominador común, la excelencia.
Durante años, el negocio minorista de un banco ha sido la gallina de los huevos de oro. Durante aquellos maravillosos años, el negocio bancario lo soportaba todo: oficinas de ciencia ficción; expansiones agresivas; concesiones de créditos sin realizar una estimación real de los riesgos de mercado; convenios colectivos sumamente ventajosos frente a otros sectores menos privilegiados; obras sociales sin control; retribuciones más propias de estrellas de Hollywood que de empleados asalariados en España… Todo valía, todo estaba aceptado…
Según datos de la OCDE, los españoles estuvimos una media de 1.690 horas al año en nuestro puesto de trabajo durante 2011, mientras que por ejemplo, los trabajadores alemanes pasaron 1.413 horas, y los suecos 1.644. Comparando estos datos con el valor del PIB y los datos sobre competitividad elaborados anualmente por el World Economic Forum, llegamos a las siguientes y evidentes conclusiones: (1) nuestra productividad es baja comparada con la de las economías de nuestro entorno, y (2) obviamente, tenemos que hacer algo para potenciarla.
Ha sido sin duda un hecho histórico de la era moderna, la abdicación de un Papa, pero más allá de analizar el hecho, reflejo de la humildad del Líder, es importante y extrapolable al mundo empresarial la situación que se crea en la toma de decisión sobre un posible Líder y los estilos de liderazgo que requiere en una situación de cambio.
Hablar de cambio, sobre todo vinculado con el ámbito de Recursos Humanos, es un tema muy manido. Pero es necesario dar un paso más y establecer la diferencia entre empresas que se adaptan al cambio y empresas que se transforman, fundamentalmente en el escenario actual, en el que parece que con tal sólo adaptarse no se está consiguiendo la competitividad necesaria para encontrar el camino para una recuperación sostenible.